En nuestro artículo de la semana
pasada analizamos los elementos del entorno, específicamente del macroentorno.
Como prometido hoy analizaremos situaciones particulares que han afrontado las
empresas peruanas en momentos difíciles y como han reaccionado algunas de
ellas.
¿Cómo deben reaccionar las
empresas peruanas para sobrevivir ante el COVID-19? En algunos países se
está optando como alternativa el trabajo desde casa, pero no aplica para todos
los sectores, mucho menos en nuestro país donde la informalidad laboral es muy
alta.
Las empresas del mundo tienen que adaptarse
a su entorno en situaciones particulares para continuar con su éxito o muchas
veces para sobrevivir. En el 2017 analizamos el caso de las impresoras EPSON
y la transformación que tuvieron que adoptar, en un post titulado “Muévete o
muérete” (parafraseando con la famosa serie de NAT GEO)
Pero ahora detallaremos y
analizaremos algunos antecedentes de situaciones de crisis económicas o enfermedades o epidemias y
como algunas empresas peruanas dentro de esas coyunturas se beneficiaron o
adaptaron para no morir. En primer lugar, este caso de ejemplo negativo, del
como no deben actuar las empresas, ya que las mismas deberían aplicar la ética
empresarial.
Muchas empresas durante la hiperinflación
de nuestro país en el primer gobierno de Alan García (1985-1990)
lucraron con el hambre del pueblo. Haciendo dinero con el stock de productos
que manejaban. Situación análoga que se está viviendo en estos días con el
incremento del precio en muchos productos de primera necesidad, debido a la
especulación de los comerciantes y valgan verdades a muchas personas que
compraron mercaderías como si fueran a desaparecer; en otras palabras, simple
ley de la oferta y la demanda, a mayor demanda, aumentan los precios.
La aparición del cólera en el Perú
en el verano de 1991. La ciudadanía tuvo mucho temor de consumir productos como
pescados, mariscos y, sobre todo, agua que no haya tenido un tratamiento de
purificación, después de pasar por la Atarjea. Ante esto, las compañías de
gaseosas y aguas purificadas vieron una gran oportunidad de mercado y
comenzaron a promocionar con gran fuerza sus productos. Los niveles de venta de
estas compañías se incrementaron considerablemente. Quizás las más beneficiadas
fueron las compañías que ofrecían agua purificada como San Luis o San Antonio.
Estas dos compañías, aprovecharon la aparición del cólera para aumentar las
ventas de sus productos tradicionales, como agua de mesa y bidones de agua
pura, y también para lanzar al mercado nuevos envases que hacen más práctico el
consumo de este tipo de productos. Y después de desaparecida la enfermedad, el
consumo de estos productos quedaría arraigado en la población, como lo
observamos hasta el día de hoy.
El caso de la cebichería el
“Pollo marino” inicialmente estuvo relacionado al rubro de pescados y
mariscos ofreciendo una fusión peruano-japonesa. Todo iba bien hasta que se
desató la epidemia del cólera (y la recomendación-prohibición de no consumir
pescado) y con ello la disminución de la clientela que habían logrado captar
(su local se encontraba en San Isidro). Los dueños vieron que su inversión
comenzó a generar pérdidas por lo que tuvieron que redireccionar el negocio y
reemplazaron el pescado y marisco como insumos y optaron por cambiar a comida
criolla en base a pollo y carnes. Posteriormente, dejaron por completo de
ofrecer los platos marinos introduciendo a la carta un menú económico que tuvo
regular acogida. En la cuarta etapa ofrecieron pollos a la brasa.
El caso de la cebichería el
“Pollo marino” fue el más conocido o publicitado por la notoriedad que
había alcanzado desde su fundación, pero estamos seguros que las cevicherías
que no quebraron, tomaron medidas idénticas.
Hoy en épocas del Coronavirus y
la cuarentena o aislamiento social, toque de queda, la situación es
dramática para casi todas las empresas no sólo en el Perú, sino a nivel
mundial. Solo los sectores autorizados a funcionar para garantizar la
sobre vivencia de la población no enfrentan problemas. Los demás sectores no
tienen mucha opción de adaptarse o mutar porque simplemente no pueden
funcionar.
Sólo rogar que termine rápidamente esta pandemia; llegar a un acuerdo con los propietarios de los locales si los alquilan; aprovechando las prórrogas o condonaciones tributarias que pudieran adoptar las autoridades; y meter en práctica si es que existiera ( aunque sinceramente lo veo bien difícil ya que no somos una sociedad propensa al ahorro ni a pensar en el futuro) una partida de contingencia en el presupuesto de la empresa.
Dentro de los negocios que si lo
pueden operar si estamos observando medidas para adaptarse a su entorno. El
aumento de caso de delivery de algunos minimarket o supermercados, tiendas mayoristas o hasta avícolas
para facilidad de las personas.
A los demás actores de la sociedad,
sólo nos queda poner de nuestra parte para que esta pandemia acabe lo antes
posible, por eso recomendamos seguir los consejos de las autoridades y respetar
el aislamiento social. #YO ME QUEDO EN CASA
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